domingo, 22 de diciembre de 2013

Suelos y riesgos: la repercusión del tipo de suelo en la intensidad de los terremotos.

Si desplazamos un diapasón de su posición de equilibrio y lo soltamos repentinamente, percibimos su sonido característico. Lo mismo sucede en la Tierra, un sismo consiste precisamente en la liberación repentina de los esfuerzos impuestos al terreno. De esta manera, la tierra es puesta en vibración. Esta vibración es debida a la propagación de ondas como en el caso del diapasón.
En un terremoto se transmiten ondas que viajan por el interior de la tierra. Siguen caminos curvos debido a la variada densidad y composición del interior de la Tierra. Este efecto es similar al de la refracción de ondas de luz. A este tipo de ondas se llaman ondas internas, transmiten los temblores preliminares de un terremoto pero poseen poco poder destructivo. Las ondas internas están divididas en dos grupos: las ondas primarias (P) y las secundarias (S).
También se propagan ondas por la superficie. Son las que tardan más en llegar, debido a su baja frecuencia provocan resonancia en edificios con mayor facilidad que las ondas internas causando efectos más devastadores. Hay ondas superficiales de dos tipos: de Rayleigh y de Love.

Ondas primarias (P)

Las ondas P son ondas longitudinales, lo cual significa que el suelo es alternadamente comprimido y dilatado en la dirección de la propagación. Estas ondas generalmente viajan a una velocidad 1,73 veces de las ondas S y pueden viajar a través de cualquier tipo de material. Velocidades típicas con 330m/s en el aire, 1450m/s en el agua y cerca de 5000m7s en el granito.


Ondas secundarias (S)

Las ondas S son las ondas transversales o de corte, lo cual significa que el suelo es desplazado perpendicularmente a la dirección de propagación, alternadamente hacia un lado y hacia el otro. Las ondas S pueden viajar únicamente a través de sólidos debido a que los líquidos no pueden soportar esfuerzos de corte. Su velocidad es alrededor de 58% la de una onda P para cualquier material solido. Usualmente la onda S tiene mayor amplitud que la P y se siente más fuerte que ésta.


Ondas de Rayleigh

Cuando un sólido posee una superficie libre, como la superficie de la tierra, pueden generarse ondas que viajan a lo largo de la superficie. Estas ondas tienen su máxima amplitud en la superficie libre, la cual decrece exponencialmente con la profundidad, y son conocidas como ondas de Rayleigh en honor al científico que predijo su existencia. La trayectoria que describen las partículas del media a propagarse la onda es elíptica retrógrada y ocurre en el plano de propagación de la onda. Como las ondas que se producen en la superficie del agua.




Ondas Love

Otro tipo de ondas superficiales son las ondas Love, llamadas así en honor del científico que las estudio. Estas se generan solo cuando un medio elástico se encuentre estratificado, situación que se cumple en nuestro planeta pues se encuentra formado por capas de diferentes características físicas y químicas. Las odas Love se propagan con un movimiento de partículas, perpendicular a la dirección de propagación, como las ondas S, solo que polarizadas en el plano de la superficie de la Tierra, es decir solo poseen la componente horizontal a la superficie. Las ondas de Love pueden considerarse como ondas S “atrapadas” en la superficie. Como para las ondas de Rayleigh, la amplitud de las mismas decrece rápidamente con la profundidad. En general su existencia se puede explicar por la presencia del vacío o un medio de menor rigidez, tiende a compensar la energía generando este tipo especial de vibraciones.


En la propagación de las ondas sísmicas hay tres factores fundamentales que contribuyen al movimiento: la fuente, el medio por el cual se transmiten las ondas y el efecto local o del emplazamiento. El efecto local; es la propagación de ondas sísmicas en la parte más superficial de la corteza terrestre. En particular, se refiere al efecto en sedimentos no consolidados o parcialmente consolidados con espesores desde algunas decenas hasta centenares de metros, que generalmente ocupan cuencas de depositación. La atenuación de ondas sísmicas reduce la intensidad de vibraciones mientras el efecto de la respuesta local es amplificar la intensidad de las sacudidas, frecuentemente con resultados catastróficos. Los efectos pueden incluir sacudida fuerte, licuación, corrimiento lateral, deslizamientos y amplificación topográficos.

Los factores que mayor efecto tienen en la modificación de la respuesta local son:

-          El tipo y composición litológica de los materiales, en especial los depósitos superficiales, cuyo comportamiento geotécnico corresponde al de suelos.
-          El espesor de los sedimentos y la profundidad del subsuelo rocoso o resistente.
-          Las propiedades dinamicas de los suelos.
-          La profundidad del nivel freático.
-          La topografía, tanto superficial como del sustrato.
-          La presencia de fallas, su situación y sus características.

Dependiendo de la naturaleza de los suelos, el impacto puede llegar a ser más o menos severo. Así por ejemplo, los medios edáficos y regolitos muy porosos y que albergan agua en abundancia resultan ser sumamente peligrosos. En consecuencia, a la hora de elegir los emplazamientos para construir edificios o infraestructuras, se requiere conocer muy bien estos recursos naturales, lo cual ayudaría a mitigar los efectos de las catástrofes.


En este enlace que adjunto se pueden hacer simulaciones jugando con el tipo de suelo y la magnitud del seísmo:






Velocidades de onda

Las velocidades de las diferentes ondas dependen de las características del medio; por ejemplo, en rocas ígneas la velocidad de las ondas P es del orden de 6 km/s, mientras que en rocas poco consolidadas es de aproximadamente 2 km/s o menor.
La secuencia típica de un terremoto es: primero el sonido de un ruido sordo causado por las ondas “P”, luego las ondas “S” y finalmente el “retumbar” de la tierra causado por las ondas superficiales.

Normativa española antisísmica

REAL DECRETO 997/2002,  de 27 de septiembre, por el que se aprueba la norma de construcción sismorresistente.

La norma distingue tres tipos de construcciones, y las clasifica en:

-          De importancia moderada: que son aquellas construcciones en las cuales pueda morir gente, pueda interrumpir algún servicio primario, o puedan producir daños  a terceros.
-          De importancia normal: donde pueda haber victimas, se pueda interrumpir algún servicio para la comunidad, o importantes pérdidas económicas, ni que puedan dar lugar a efectos catastróficos.
-          De importancia especial: son aquellas, que por destrucción por terremoto puedan interrumpir algún servicio imprescindible o dar lugar a efectos catastróficos, como:
a)      Hospitales y centros sanitarios.
b)      Instalaciones de radio, televisión, centrales telefónicas y telegráficas.
c)      Cuarteles de policía, bomberos, fuerzas armadas y parques de maquinaria y de ambulancias.
d)      Depósitos de agua, gas, combustibles, estaciones de bombeo, redes de distribución, centrales eléctricas y centros de transformación.
e)      Puentes, carreteras, vías de ferrocarril.
f)       Estaciones de ferrocarril, aeropuertos, puertos, estaciones de autobuses.
g)      Instalaciones industriales.
h)      Las grandes construcciones de ingeniería civil; presas y embalses, etc.
i)        Construcciones catalogadas como monumentos históricos o artísticos.
j)        Las construcciones destinadas a espectáculos públicos y grandes superficies comerciales.




También se hace una clasificación de los tipos de terreno:

-          Terreno tipo I: Roca compactada, suelo cementado o granular muy denso. Velocidad de propagación de las ondas elásticas transversales o de cizalla,                    Vs >750 m/s
-          Terreno tipo II: roca muy fracturada, suelos granulares densos o cohesivos duros. Velocidad de propagación de las ondas elásticas transversales o de cizalla,                     750 m/s ≥Vs>400 m/s
-          Terreno tipo III: suelo granular de compacidad media, o suelo cohesivo de consistencia firme a muy firme. Velocidad de propagación de las ondas elásticas transversales o de cizalla, 400m/s ≥ Vs>200 m/s

-          Terreno tipo IV: suelo granular suelto, o suelo cohesivo blando. Velocidad de propagación de las ondas elásticas transversales o de cizalla, Vs ≤ 200 m/s

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